EL ORDEN CORPORATIVO

domingo 24 de febrero de 2008

Las similitudes de algunas medidas y actitudes de J.C. Tierno con las prácticas fascistas ya han sido señaladas en NO PASARÁN, por ej. la obsesión por el control social, las jerarquías, las campañas sistemáticas de persecuciones e intimidación, etc. Un análisis del lenguaje afín a ese ejercicio del poder también ya fue esbozado y en este terreno es observable otras semejanzas, en este caso de las expresiones de Tierno con las dictaduras militares y con un afán de todas ellas : instaurar un orden corporativo. Por tal debe entenderse un modelo en que la representatividad no se sustenta en los partidos políticos sino en sectores agrupados por sus intereses (FF.AA., Iglesia, comercio, industria, gremios adictos, etc.), vigente en la Italia de Mussolini.

Veamos. Los ideólogos nacionalistas del golpe militar de 1930 abundaron en alusiones a las jerarquías y al orden social en sus proclamas. Encerraron a la democracia liberal y al comunismo en un mismo haz a combatir y ello le sirvió de sustento para proponer un Estado corporativo. La forma de gobernar “de facto” y reemplazar al Concejo Deliberante por directivas que los diversos sectores deben recibir de su mesiánica figura, es la manera en que se objetiva esa idea fascista, concebida para superar “ingobernabilidades”.

Treinta y seis años después -y luego de otros dos golpes militares- la dictadura que encabezó el Gral. J.C.Onganía impulsó también reformas corporativas, en medio de la naciente Doctrina de la Seguridad Nacional y su hipótesis de guerra interna permanente. Los “grupos operativos” a que alude Tierno para marcar opositores es una triste rémora de ésa y otras barbaridades castrenses.

En 1976, el acta donde se suscriben los propósitos del “Proceso…” es tan alusiva a los términos “restitución de valores”, “moralidad”, etc. que los términos cotidianos de Tierno parecen ser un eco de semejante tragedia. A su vez, la imposición de funciones legislativas al presidente que fijó el estatuto de esa Junta Militar es una muestra de los afanes corporativos que inaugura cada dictadura. Que una democracia liberal permita hoy lo mismo es un indicador de su histórica degradación.

Como no es el único modelo de democracia posible, urge, pues, encontrar otros mecanismos de decisión y participación que acompañen desde lo institucional la lucha por una verdadera transformación social. Pero éste ya es otro tema.

TISOCO

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