DESOBEDIENCIA COMO DEBER DE DIGNIDAD

Miércoles 9 de abril de 2008

¿Sabrá la clase política, ese eufemismo al que se aferran los comunicadores para aludir a la dirigencia partidaria del establishment, practicar la rebeldía ideológica?

¿La ejercitará esa otra ambigüedad del sistema que la simplificación denomina "multisectorial"?

¿Acaso deberá volver a ejercitarla esa multitud vigorosa y consecuente que durante setenta y ocho días plasmó en el firmamento de la ciudad la lección de civismo más importante que reconozca su historia?

Hasta la redacción de estas líneas sólo habían aparecido dos ejemplos solitarios. Uno fue el producido por el jefe de la Unidad Básica de Colonia Escalante y el restante por un ciudadano de Winifreeda.

Ambos, con lenguajes distintos y probablemente impulsados por diferentes motivaciones rechazaron enfáticamente, en su calidad de afiliados al Partido Justicialista de La Pampa, la permanencia de Carlos Aragonés al frente de esa parcialidad.

Les indigna, según trasciende de sus dichos, que un conspicuo colaborador del Terrorismo de Estado lidere el mayor partido de la provincia, que entre sus afiliados y simpatizantes cuenta con decena de víctimas producto de la locuacidad de Aragonés.

Los inenarrables padecimientos de Raquel Barabaschi nos relevan de mayores abundamientos.

Los interrogantes que prologan este texto se originan porque, al ser el PJ la agrupación que la sociedad ha puesto como gestor del Estado durante tres décadas, la presencia del dirigente de General Pico ofende y subleva la dignidad de la sociedad toda.

Aragonés, como resabio elocuente de la página negra del horror en La Pampa, trasciende al partido que preside para convertirse en una afrenta a la decencia pública. De manera que resulta pertinente la interrogación que podría extenderse en los siguientes ejemplos:

¿Permitirán los partidos políticos, subyugados por las posibilidades que les augura el mes de agosto, la participación de cualquier representante del PJ en las rondas de consultas y ajustes electorales que se desarrollen en estos días? La formulación no es ociosa: porque si los partidos admiten la presencia de un miembro del PJ en sus reuniones, en la práctica estarán convalidando y admitiendo la legitimidad de un colaborador del Terrorismo de Estado.

Esto roza, o se aproxima, a lo que el sentido común y hasta quizá la Justicia denominaría, en una exégesis nada forzada, apología del delito.

Y lo que quizás es más grave: con su complacencia adelgazarán aún más -si cabe- este sistema tenazmente falaz y carcomido que algunos se empecinan en llamar democracia.


VENCE NUMANCIA
Anónimo Anónimo dijo...

N creo que a los partidos de la oposición les interese confrontar en este plano. Si así fuese lo hubieran hecho con Tierno, con el que estaban dispuestos a arreglarqvtmpq

9 de abril de 2008 20:27

Blogger Tesseus dijo...

Mi humilde opinión es que la gente ha ido perdiendo valor (coraje). Y por ello uno aprecia que empiezan a manejar una ética acomodaticia, en tanto que la misma no exige a su portador.
Es muy común ver a cualquier ciudadano absolutamente indignado con el enriquecimiento de un funcionario, y el mismo ciudadano tener empleados en negro, ó enseñar a su hijo como trampear una tarea de la escuela.
De manera que, seguramente, en la casa ó entre amigos, los candidatos hablarán de los peronistas amorales y demás juicios de valor. En tanto que a la hora de reunirse les darán la mano como a un viejo compañero de lides políticas.
Llevar adelante una sola ética que no negocie es para los valientes y los locos.
Estas opciones también salen del colectivo social. Cuando uno reacciona indignado y realiza un acto de justicia pura, ó lo tildan de valiente, ó de loco.

9 de abril de 2008 22:35

Anónimo Anónimo dijo...

Muy bueno, Tesseus, muy bueno. Lo cierto es que los hombres no somos algo puro, y que cosas como justicia, pureza, ética, son tipos ideales, hay aproximaciones pero no es la norma...
Siendo tipos ideales, ¿quién puede determinar la inhabilidad del otro? Eso es muy peligroso y entonces hay que aceptar la realidad de no perfección en que vivimos.
Somos las sombras de la caverna de Platón.

10 de abril de 2008 1:00

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